Recursos del océano
¿Cómo se forma la sal? El sodio que se halla en las rocas es transportado por efecto de la erosión por los ríos al mar. En el mar el sodio se combina con el cloro creando así el cloruro de sodio.
El agua del mar contiene una media de 35 gramos de sal por kilo de agua. Para extraerla se evapora el agua del mar en estanques poco profundos, salinas, que se encuentran en regiones de clima seco y cálido como el Mar Negro o el Mediterráneo o templados como la costa atlántica francesa. La tercera parte de la producción mundial de sal se extrae del mar y el resto de yacimientos subterráneos, vestigios de mares que ya no existen.
En Bolivia, por ejemplo, el agua del mar quedó atrapada cuando se formaron los Andes. Con el calentamiento del sol ese agua se evaporó hace miles de años y dejó enormes depósitos de sal.
Hace cincuenta años se pensaba que la extracción de manganeso, de otros metales preciados y de piedras llenas de metales de las profundidades sería la principal fuente de riqueza de los océanos, pero más tarde aprendimos a extraerlas con facilidad y en grandes cantidades de la Tierra.
Pero estos no son los únicos metales que encontramos en el mar.
El agua del mar puede transformarse en agua dulce y potable gracias a la desalinización. Hoy disponemos de dos grandes técnicas para desalar el agua: destilarla, es decir, calentarla para que se evapore y se separe así de la sal, o filtrarla, es decir, pasarla a través de membranas muy finas.
Actualmente la técnica de destilación es la más frecuente, pero el filtrado podría convertirse en unos quince años en un sistema al menos tan rentable y eficaz. Estas técnicas permiten a algunos países obtener del mar la mayor parte de agua que necesitan. Por ejemplo, los países que han sufrido años de sequía se abastecen de los océanos para crear provisiones de agua. En Israel, por ejemplo, 125.000 plantas de desalación aseguran el 1% de la producción mundial de agua potable.